Sofía Lagos, artista y becaria: “Es importante que el conocimiento sensorial tenga más lugar en el ámbito académico”

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Como parte de su propuesta metodológica, Ciencia y Arte convoca a estudiantes universitarios en etapa de realización de tesis para ser parte del equipo de investigación. Esta invitación, contempla un apoyo integral a la realización y finalización de la tesis, además de un estipendio en dinero y viajes al sitio de estudio. Esta iniciativa, permite a las y los estudiantes becados la posibilidad de ser parte de un trabajo colectivo de investigación académica, científica y artística profesional, y vincularse de manera horizontal con arqueólogas, artistas de diversas disciplinas e investigadores que valoran la experiencia sensible y buscan nuevas maneras de acercarse a problemas complejos. 

Sofía Lagos, artista visual, se tituló de Licenciatura en Artes por la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) en el año 2023, con la memoria de grado titulada “Indomesticada”, que ofrece una mirada y un acercamiento al arte rupestre, desde la performance y la exploración corporal del paisaje. 

“A través de estas exploraciones puedo resignificar un escrito que hice en mayo de este año” señala Sofía Lagos en su memoria, en relación a la experiencia en Ciencia y Arte, compartiendo este texto: 

A la vista, esta piel es dura y rugosa.

Al tacto, se ablanda y alisa.

A la vista, algunos consideran que es blanca-trigueña-morena-negra.

Al tacto, sólo es piel.

A la vista, cualquiera juzgaría que no soy de aquí.

Al tacto, soy de todas partes.

¿Por qué te interesó hacer tu proceso de tesis con Ciencia y Arte? 

Mi motivación se relaciona con la posibilidad de desenvolverme y hacer propuestas en un proyecto interdisciplinario. Compartir distintos saberes y experiencias ligadas a la investigación y la performance. También llamó mi atención el carácter experimental de la investigación pues me permitía, como artista, hacer descubrimientos de manera orgánica, asociados a mi subjetividad y lo que esta puede aportar.

¿Cuál es su mirada sobre la práctica artística como investigación?

Para mí, la práctica artística como investigación es una metodología que pone en relevancia lo sensible y simbólico de lo que se estudia, aquello que no es medible, pero sin dudas es transformador. Es una metodología que plantea preguntas nuevas y con cierto grado de incertidumbre, de manera muy similar a como llevo mi propio proceso como artista. Creo que es muy importante que el conocimiento producido a través de la experiencia sensorial tenga cada vez más lugar en el ámbito académico interdisciplinario.

¿Qué esperas desarrollar en Ciencia y Arte, desde tus propios enfoques e intereses?

Desarrollé una serie de fotoperformances site-specific en la localidad de Santa Bárbara. Me interesaron muchísimo los paneles de arte rupestre colonial presentes en este lugar, en donde se pueden ver cruces, símbolos y nombres cristianos grabados sobre el arte rupestre del pueblo atacameño. Además, posterior al viaje, desarrollé una videoperformance a partir de esta experiencia. Es así que me propuse abordar la problemática del paisaje, colonialismo y territorio desde mi propia corporalidad e identidad mestiza.

“Como lo muestran algunos sitios, los gestos más repetitivos fueron los intentos de raspar, borrar o cubrir las imágenes andinas a través de hacer incisiones o rayas, utilizando para ello puntas metálicas de cuchillos o espadas, o grabar y pintar abundantes cruces generalmente sobre las mismas pinturas, para intentar mostrar, como lo ha señalado Querejazu Lewis (1992: 6-7), una aparente superioridad de los símbolos cristianos respecto de los signos andinos. 

“Descubro mi espalda y me dibujan una cruz con pigmento cerámico negro, en frente al panel de pinturas rupestres. Para mí, esta exploración tiene total correspondencia con mis anteriores investigaciones sobre la domesticación y normativización sobre los cuerpos disidentes, ahora desde un abordaje particularmente decolonial. De esta manera, mi espalda geográfica se vuelve una extensión de los paredones donde el pueblo Likan Antai plasmó sus cosmovisiones y costumbres que posteriormente fueron anuladas en el gesto iconoclasta registrado donde ´todos los ídolos de piedras grandes balomosos se demuelan y quiebren y sus fragmentos se echen al dicho río y en los ídolos que no se pueden quebrar se pongan cruces’ (Duviols en Martínez, 2009, 25)”, escribe Sofía Lagos en su memoria de grado “Indomesticadas”, en relación a la investigación que desarrolló. 

¿Cómo fue tu experiencia de viajar Chiuchiu, en el contexto de esta investigación?

La experiencia fue bastante intensa, aprendí y vi cosas nuevas que llegaba a procesar en mi bitácora durante las noches. Sentía como si estuviera en otra temporalidad, donde todo es más lento y contemplativo. Lo más relevante fue poder escuchar las historias del territorio, observando el movimiento de todos los seres que lo habitan. 

¿Cómo aportó este viaje a tus  procesos artísticos y de investigación?  

En primer lugar, me abrió una puerta hacia un nuevo enfoque de mi trabajo performático, nuevas materialidades y cuestionamientos en relación a la identidad y el territorio. Y, en segundo lugar, me permitió hacer comunidad, compartir sentires y reflexiones muy personales, en definitiva, trabajar colectivamente. 

¿Cambió su mirada sobre el arte rupestre en este viaje?

Totalmente. Partiendo porque nunca había visto arte rupestre en persona. Uno no se puede percatar a través de una fotografía ni imaginar todas las sutilezas del arte rupestre. Al verlo en persona uno se puede situar en el contexto en que fue producido, en las dimensiones, el esfuerzo, y también de aquello que nos conecta con nuestros antepasados. No conocía sobre el estudio y dedicación con la que se hacía o cuál era la relación de lo que se representaba y el paisaje. Me sentí conectada e interpelada por las imágenes que veía.

Referencia:

Martínez, J. L. (2009). Registros andinos al margen de la escritura: el arte rupestre colonial. Boletín del Museo Chileno de Arte Precolombino, 14(1), 9-35.

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